Reporte metereológico y etnografico….
Valparaíso, el abrazo de los pacos y otras humedades.
Y vino el temporal y la
lloviznaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, con su carga de arena y
desperdicioooooooooooooooo, por ahí paso la muerte tantas
veceeeeeeeeeeeeeeeees, por suerte esta vez, lo único que pasó fue una cascada
de autos por Avenida Francia, amén de las fecas, catres, fetos y otras
menudencia que los porteños arrojamos a una ciudad que es nuestra, con nuestra
mugre, nuestros quiltros y nuestra muerte, antes que el red set de la
concertación, como le llaman, convierta
Valparaíso en un resort privado amoblado con las antigüedades de plaza
O´Higgins, mezclado con decoraciones “zen-chanta” de las casas que compran a
precio de huevo y convierten en mansiones, antes que todo ello acontezca por
completo, la ciudad brava se despercude en invierno, y hasta los choros de
antes, reconvertidos en guía de turistas, les vuelve a brillar los ojos de
soberbia porteña, con la mechas mojadas por la lluvia, los ciudadanos salen igual
al trabajo, al colegio, a pagar las cuentas, a lo que sea, la lluvia convoca,
no espanta, los derrumbes se asumen pala en mano, el agua se deja correr hacia
el plan y se barre la mierda antes que se seque. Que observe la poblada
temblorosa y llorona de Chile, vean a los ciudadanos de Valparaíso en la tele,
el colectivero que se enterró en un poste en medio de la cascada afirma
“gracias a Dios que los pasajeros están bien”, la dueña de casa con el agua
hasta el cogote “ si, se entro el agua, ahora a secar y echar pa delante”, la
mujer ya tiene desde la madrugada, los muebles arriba, la entrada barrida, los
cabros secos sin mocos, acostados, papel de diario a granel, etc. Hasta el
alcalde y el intendente salen con una sonrisa medio lesa, hablando de lo hecho
y lo por hacer o lo que nunca harán, no importa, son ciudadanos también, están
en sus calles, donde diariamente transitan, no se ve como una pantomima
incomoda, como casi todo lo que vemos de “autoridades”. Todas estas
características se extienden con variantes locales, a los asoleados
quilpueínos, que parecen llevar en ellos la radiación perenne del verano, los
inviernos congelados no les hacen mella; los quillotanos, apasionados y
pistoleros desaguan por sus canales y acequias uno que otro cadáver del closet;
y por ese mismo ramal, caleranos, limachinos….de por ahí era el paquito joven,
que se aferró horas a unas matas en calzoncillos para no dejar sola a su mujer
y su guagua después que lo arrastrara una subida de aguas junto a su abrazado
compañero, en el sur, sur oscuro, tétrico y asesino de Chile. Nunca pensé que
iba a llorar y rezar por un paco, nunca pensé que iba a salir vivo de las aguas
barrosas, que si para la Mistral, el Valle de Elqui es una axila, a mi el sur
se me antoja una mata de pendejos hirsutos y verdes, con recondideces y
humedades inexpugnables. El norte, por suerte sigue seco. Los nortinos se
deshacen como dioses de barro cocinados al sol con una sola llovizna,
desaparecen poblados enteros con un terremotito, se borran del mapa como incas
abducidos, se reinstalan en cualquier pedregal y solo la sangre de matanzas
históricas o de hitos patrióticos marca para siempre el emplazamiento de una
que otra ciudad. ¿y Santiago? Ahí esta, igual ese mounstruo hediondo,
psicótico, mojándose por ghettos separados como multitienda, y en el centro…la
zona de ofertas y promos. Me extraña la cándida inocencia del borrego
santiaguino promedio, cree que le van a arreglar las aguas lluvias, cree que el
alcalde le tiene que poner fonolas, cree que la comisión Marcel le va arreglar
las pensiones, condenadas a la catástrofe, cree que el AUGE le va a
proporcionar un hígado nuevo si cirrosa el propio, cree en caminar hilando baba
sin que le roben hasta los calzones, cree, en fin….cualquier guea!!! Al
pendiente del siguiente avatar de la naturaleza. La Monamala.
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