¿Caracol o mosca?...
preguntaba un ex amigo mío a su mujer cuando quería consultar sobre que técnica
de cunilingus prefería su fémina en cada ocasión amatoria. El caracol consistía
en llenar el vestíbulo vulvar con la lengua entera como una babosa
arrastrándose por un suelo húmedo, y la mosca, en aguzar la punta del apéndice
bucal y hacerla vibrar rítmicamente sobre el clítoris. ¿Que cómo se yo tal
asunto privado entre marido y mujer?????? Simple, me lo contó el mismo, y no su
señora, como ya habrán conjeturado quienes tengan sesgados los arquetipos de
género. Aquellos moldes pueden transfigurarse fácilmente en la mente de un
interlocutor. Me explico, si uno sabe dominar el “mujerés” y el “hombrerés”,
como le llama mi marido a los lenguajes femenino y masculino, uno pude
prescindir de hablarle como mina a un hombre durante algún tiempo, y a éste se
le olvida de pronto la diferencia y te cuenta cosas que solo le contaría a un
congéner y aún cosas mas íntimas, ya que uno no tiene un pene que le despierte
el gen competitivo. Dichas técnicas son particularmente útiles y deberían
enseñarse como parte formal del entrenamiento de ventas. Como casi todo es una
venta, en general, sirven para todo. Créanme, para mi no es difícil traducirle
del “mujerés” a mi marido cuando, por ejemplo, alguna mujer le dice algo, que
todas podemos entender, pero que el entiende, sino diferente, todo lo
contrario. Luego con carita agradecida y en su idioma me dice algo que para
muchas podría sonar como insulto, pero créanme que no lo es: “Eres como mi
mejor amigo, pero con tetas”. Traducido del “hombrerés” viene a ser como: “Tu eres mi amiga, mi compañera, mi
persona de confianza, tanto que confío en ti mas que en las otras mujeres, como
en un mejor amigo”. Bien, puedo decir que él para mi, es como una mejor amiga,
pero con pene y harta más fuerza.
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