Hoy mostraron en las
noticias la romería número cincuenta adjudicable al famoso femicidio. Ya me
imagino al picante de mierda contando los asesinatos de queridas, cónyuges y
pololas en la tele para acertarle justo al cincuenta. No creo en eso de “me
vino la locura”, “me descontrolé”, “me le borro todo”; creo que hay una
planificación siniestra, una determinación que muchos de ellos tomaron el día
que vieron a tanta vieja guatona y cabras chicas felices cruzándose la banda
presidencial en la calle, celebrando ilusas el empoderamiento femenino. Tanta
celebración se paga cara. Es muy cierto que para bailar el baile de la
violencia intrafamiliar se necesitan dos. Yo misma he visto eso en mujeres
cercanas, he contemplado la estupidez, la comodidad, el marasmo con que algunas
de nosotras aguantan lo inaguantable, sometiendo a sus hijos y al resto de su
familia al lamentable espectáculo de ver a su madre, a su hija, a su amiga
sometida a vejámenes constantes; yo misma me he desesperado tratando de ayudar
a quien muchas veces a la primera de cambio traiciona a quienes le ayudaron
para volver a pegarse un polvo reconciliatorio con un asesino en potencia…pero
lo de ahora es diferente, nos están matando…de a una. Hay algo que huele mal en
esto del femicidio. Si fuera algo conocido, bastaría con ampliar la figura de
parricidio a cualquier asesinato de pareja, ex pareja, querida, barracana,
parejas homo y hetero, amantes, padres de hijos en común etc. Pero, esto es
diferente, hoy se ha ampliado a asesinatos sin sentido tradicional, si así
puede llamársele. Femicidio se define como el asesinato de una mujer, por el
sólo hecho de serlo. Mi profesor de derecho penal dice que si alguien mata a
una mujer sólo por ser mujer, cae en la categoría de psicópata. Yo no lo creo.
Es que si miramos con calma, por ejemplo, los horribles asesinatos de negros,
de judíos, de inmigrantes; apreciaremos que el elemento común de ellos es
percibir a la víctima como un “otro”, diferente y ajeno a “nosotros” y que por
ende, se percibe como una amenaza. El femicidio se ha dado en forma pionera,
por lo menos en nuestros tiempos, en la cuidad de Juárez, en México. ¿Qué hizo
que las mujeres de esta localidad comenzaran a ser percibidas como “otros”? Tal
ves la llegada de las maquiladoras que les dieron trabajo, independencia,
divertimento, movilidad. Se creó otra capa social con las trabajadoras de las
maquilas, ya no dependían de los borrachos dormilones arquetípicos mexicanos,
pasaron a ser “las otras”, se constituyeron en una molesta presencia entre varones
cesantes o bien condenados a servirlas como choferes de buses, cuidadores de
las discos donde bailaban, novios desechables, policías obligados a recibir sus
denuncias, etc. Todas estas figuras han cabido en el puñado de detenidos por
los crímenes de Juárez.
Y ¿Qué pasa por casa?
¿Tanta presidenta, ministra, intendenta, subsecretaria, etc, no le hará hervir
las gónadas a tanto huevón mal criado por nosotras mismas? Acaso, ahora, tal
vez somos más que nunca los negros del mundo, que después de haber ido a Harvard
tiene una diana del porte de un buque en la geta.
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